El doctor Santos Jiménez de los Galanes, jefe del Servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo del Hospital Universitario Infanta Elena en Valdemoro, explica que “es una tecnología interesante para cánceres avanzados y diseminados en áreas del abdomen”
El Hospital Universitario Infanta Elena acaba de incorporar a su cartera de servicios «plasmajet», una técnica para optimizar el tratamiento quirúrgico de los pacientes oncológicos. ¿En qué consiste?
Es una tecnología que permite sustituir los instrumentos clásicos de corte y coagulación que utilizamos habitualmente para extirpar los tumores por una técnica que se basa en el uso de plasma. Este procedimiento quirúrgico implica la aplicación de un tipo de gas inerte comprimido que se puede utilizar para realizar diferentes funciones (cortar, disecar, vaporizar y coagular tejidos), y que permite eliminar los tejidos patológicos reduciendo al mínimo el daño sobre los sanos, lo que disminuye los riesgos y permite una mejor preservación de la función de los órganos tratados.
Pero, ¿cómo destruye el gas el tejido tumoral de forma tan precisa?
En realidad, el gas es el vehículo que se utiliza para, mediante la aplicación de energía, generar plasma puro que es el que actúa sobre los tejidos y destruye las células tumorales. Añadiendo electrones a los átomos que forman el gas se genera un plasma formado por diferentes partículas (protones, electrones y neutrones) que impactan sobre el tejido a extirpar y permiten su exéresis. Entre las partículas que se liberan, también se encuentran los fotones que emiten una luz fría que facilita la visualización de las estructuras en cuestión a tratar.
¿Es apta para todos los pacientes oncológicos? ¿Sin importar lo avanzado y diseminado que esté el tumor ni el estadio?
Al tratarse de un gas y tener una mayor capacidad de penetración y difusión, nos resulta particularmente interesante su uso en tumores avanzados, que infiltran estructuras adyacentes o se encuentran diseminados en distintas áreas del abdomen, habitualmente en forma de carcinomatosis peritoneal. No obstante, antes de indicar su uso realizamos un estudio individualizado y minucioso de cada caso al objeto de determinar si el paciente es subsidiario de recibir este tratamiento.
¿En qué tipo de tumores se utiliza hoy?
Su ámbito de aplicación fundamental en el momento actual son los tumores de origen digestivo, urológico y ginecológico. Especialmente en pacientes con gran carga tumoral y marcado componente ‘‘adherencial’’. Las peculiaridades del plasma nos permiten tratar zonas difícilmente abordables con las energías convencionales, tales como los implantes diseminados en páncreas, riñón o intestino.
¿Y en un futuro?
La búsqueda de nuevas aplicaciones de esta tecnología continúa y se están desarrollando prototipos en el campo de la cirugía torácica y la traumatología.
¿Es menos agresiva y más precisa que la convencional? ¿Me puede detallar cuánto menos y cómo se consigue que sea más precisa?
La dispersión térmica es mínima y controlada, lo que reduce el riesgo de dañar estructuras no afectadas por el tumor y minimiza las complicaciones. Esto permite al cirujano adquirir mayor confianza para extirpar los tejidos patológicos en su totalidad. La energía pura del plasma es de corta duración y se disipa rápidamente en la zona de aplicación elegida.
¿Disminuye el tiempo de la cirugía o hace más corta su recuperación? De ser así, eso se debe a su mayor precisión, al no dañar otros tejidos, ¿no?
Efectivamente, su mayor precisión y exactitud minimiza el tiempo operatorio. Al mismo tiempo, al generar un menor daño termal se disminuye el trauma quirúrgico, el edema tisular y la reacción inflamatoria e inmunitaria de los tejidos. Esto permite, el restablecimiento temprano de la vía oral, la deambulación precoz y una menor convalecencia.
¿Garantiza también una tasa más baja de recidiva tumoral?
Sabemos que para conseguir eliminar la recidiva tumoral y obtener las mejores tasas de supervivencia, debemos garantizar una citorreducción completa y esta tecnología facilita alcanzar ese objetivo. Con frecuencia, junto con el bisturí de plasma es necesario aplicar técnicas de quimioterapia intraperitoneal hipertérmica para alcanzar ese objetivo. Estamos evaluando los resultados a nivel microscópico tanto in vivo como in vitro. Pensamos que, debido a su mayor capacidad de penetración junto con la eliminación de la enfermedad visible, se asociará también la eliminación de la enfermedad invisible o microscópica.
¿Se puede afirmar que su uso aumenta la supervivencia del paciente?, ¿en cuánto?
Existen diferentes estudios en la literatura médica que confirman mayores tasas de supervivencia libre de enfermedad, fundamentalmente en el ámbito de la cirugía hepatobiliar y pancreática. Se trata de una técnica de reciente implantación que ha permitido a nuestro grupo tratar con éxito diferentes casos, obteniendo resultados muy favorables que estamos analizando. No obstante, aún es pronto para cuantificar este incremento de la supervivencia.
Por cierto, ¿es fácil de usar? ¿Más que los dispositivos clásicos o habituales?
Como toda nueva tecnología que implementamos en la práctica clínica implica una adaptación de nuestras rutinas quirúrgicas. Sin embargo, el procedimiento a realizar y su finalidad no varían, tan solo lo hace el instrumento quirúrgico utilizado, por lo que la curva de aprendizaje en equipos con experiencia en cirugía oncológica es corta.